domingo, marzo 25, 2012

Estas son las últimas letras que leerás mías, pues mañana será mi último día. Más no te pongas triste, pues siempre estaré contigo allá donde vayas y allá donde vayas me sentirás a tu lado. Ahora es el momento de contarte mi historia, el momento que has esperado estos años. Pero no seas impaciente y léela despacio...

miércoles, julio 06, 2011

¿Amigo/a?

¿Amigo/a?¿Tú te llamas mi amigo/a? Raro concepto de la amistad tienes tú, raro concepto de la lealtad, de la necesidad, de la compañía, del cariño y aprecio, del mantenernos, compartir, llorar y reir.

Tú que te llamas mi amigo, ¿dónde estabas cuando te necesité?¿dónde estabas cuando estaba triste?¿cuando estaba decaído?¿cuando necesitaba un hombro donde llorar? no te ví ahí junto a mí, no te ví apoyándome con tus palabras, con un abrazo cuando lo necesitaba, con un pañuelo cuando estaba llorando... únicamente te ví cuando salía de fiesta, cuando íbamos a beber, bailar, reir y cantar... eso le llamas tú un amigo.

Tú que te llamas mi amigo, ¿dónde estabas cuando yo estaba solo?¿cuando te necesitaba a mi lado?¿viniste a acompañarme?¿me llamaste?¿me preguntaste como estaba?

He pasado muy malos ratos, solo, muy triste en mi habitación, esperando siquiera una llamada de teléfono de alguien con quien hablar y desahogarme... pero nunca recibí la tuya, nunca recibí tus palabras de ánimo o apoyo, sigo esperando que ese teléfono suene y me preguntes cómo me va... sie es que algo te importa.

Sigo esperando que al vernos me des un abrazo y me preguntes cómo me fue, sigo esperando que algún día nos quitemos esa careta de amistad y realmente abramos nuestro corazón pero... ¿cómo abrirte mi corazón si no quieres entrar?¿para qué dejarte entrar si vas a hacerme mas daño que ayudarme?

Buen amigo te llamabas un día... hace tiempo así te llamaba yo, pero te atreviste a decirme, en los peores momentos de mi vida, que dejara de quejarme, que no había motivo o lugar para ello... en vez de escucharme y ayudarme... tu apoyo fue únicamente silencio cundo había necesidad de palabras y palabras cuando había necesidad de silencio... nunca escuchaste mi corazón... siempre tú y tú... tú y tú...

Ahora estamos aquí. El tiempo ha pasado y las cosas vuelven como antes... ¿te sigues llamando amigo? no lo sé... yo no necesito amigos únicamente cuando estoy feliz, para reir sólo necesito una verdadera razón o motivo, realmente necesito amigos cuando estoy triste y necesito apoyo... pero tú no estabas. Tú me dijiste que no querías saber nada de mí entonces...

Ahora te digo yo... no quiero saber nada de tí...

miércoles, agosto 01, 2007

At last!!!

¡Por fin! Como dijo un buen amigo, así es como la DGT (entiéndase la Dirección General de Tráfico) combate el incremento de accidentes en carretera, pues... ¡dándome el santísimo carné de conducir! Bravo, bravo y tres veces bravo.

Día 11 de abril de 2007. Día soleado pero con ciertas nubes acercándose sobre nuestras cabezas, amenazando día gris y tormentoso, con serios problemas de nerviosismo. Son las 9,45 horas GMT. Hora del examen. Ya estamos de nuevo aquí, por cuarta vez en el circuito.

Nervios, bastantes nervios, ya que esta vez somos tres personas y ellos van mejor preparados que yo pero bueno, se intentará hacer lo mejor posible. Un chaval (que por cierto suspendió conmigo el anterior examen), una chica rumana y un bobo alcorconero (o sea, moi).

Primer turno, el bobo y el chaval. Primero sale el chaval del circuito, lentamente, va saliendo sin problemas haciendo un recorrido por el circuito y después un poco por Móstoles (donde las coquretas de Encanna). A mitad de camino, le dice que pare a un lado. Dios, es mi turno, me tiemblan las piernas, no soy capaz de levantarme y aún me pregunto como pude sentarme en el asiento.

Conduce por aquí, sigue recto, gira a la derecha, ¡¡como vas a pararte a dejar que cruce un peatón en un semáforo si éste está en verde!! Tome la salida hacia Navalcarnero, ¡¡Hacia Navalcarnerooo!! Toma volantazo que dios te crió, “acojone” de tós y caras largas del profesor. Llegamos al circuito vivos, que poco no es, con mas nervios y ningún desastre más. Pare usted a la izquierda, ahí, pero sin llevarse a nadie por delante.

Nos bajamos y se va la chica. Esperamos. Un café, nervios, una conversación sin sentido, mas nervios, me tiemblan las piernas.

Vuelve el coche, profesor, chica y examinador. Cinco minutos dentro del coche. Nosotros tres esperando fuera. Se corta el aire con cuchillo. Tensión y nervios en el ambiente.

Chica, Mandi, has aprobado.

Chaval, Dani, mala suerte, lo hiciste mal y tendrás que volver a examinarte. Ánimo.


Bobo, ¡Has aprobado! Enhorabuena. Ya era hora. A la cuarta va la vencida.

Como dice el refrán... “quien la persigue la consigue”. Ya tengo mi carnet, ya puedo tener mi cochecito...

"Temblad, os digo, que no hay más peligro que darle a un niño una piedra o quitarle un bozal a un perro rabioso"

lunes, marzo 12, 2007

A la cuarta será la vencida

Bueno, realmente no sé como empezar. Quiero escribir un post contando como me ha ido en la terrible experiencia de “sacarme” el carné de conducir pero no sé qué decir.

De entrada, fatal. Jejeje, la verdad es que sé que algo torpe soy, poco hábil en algunos temas como me dice mi novia (o en muchos temas, que es lo que realmente dice) pero sinceramente esto de suspender una y otra vez ya deprime un poquito.

Os cuento un poco. La primera vez fue triste. Sí, esa quizá es la palabra perfecta.. Martes y trece, febrero de 2007. Estuvimos esperando media hora más de la cuenta a que llegara el señor examinador. Serio, desagradable, soso. Creo que no duré ni diez minutos, tal vez ni cinco. La conducción bien hasta que se me “caló” el coche en una cuesta. Ale, nervios a “tutiplén” y adiós aprobado. Tengo que aceptar que incluso al intentar estacionar (es que sabéis que no se dice aparcar…) golpeé al coche de delante. Borrico, más borrico que Belén. Parachoques azulito, jijiji, que mono.

La segunda vez, a la semana siguiente, miércoles 21 de febrero, la cosa no terminó muy diferente a la anterior. Esta vez fui el segundo en examinarme. El chico anterior lo hizo muy bien y claro, listón alto, difícil aprobado. La conducción bien, casi sin fallos pero maldito “ceda el paso”. Fui a cruzar pero al ver un coche a lo lejos me paré y claro, el morro de mi coche (juas, léase esto con recochineo porque de “mi” coche nanai de la china mandarina, yo tendré uno en el 2015 mas o menos con suerte) se quedó pasando la línea discontinua del ceda el paso. Suspenso. Adiós, Fernando, vete donde has venido. Ese día me cabreé bastante, daban ganas de matar a alguien de la rabia pero ciertamente culpa mía fue. Así que a esperar quince días y renovar papeles (que guay, ya me pesa menos el bolsillo).

Pero ya a la tercera es para el asesinato. Sinceramente alguien tenía que morir ahí al terminar el examen. Ese cabr** prepotente, chulo, asqueroso, maleducado… (que leches, es mi post y pongo lo que quiero, era un cabrón prepotente). Salí el primero y lo hice todo perfecto, sin fallos como pude ver en la hoja de examen pero… Llegamos a una avenida y me dice el examinador de estacionar “donde se pueda”. Por nervios, me meto en el primer hueco pero ¡gilipollas! Cuando termino de estacionar (recordar que no se dice aparcar) me dice:

- Fernando, ¿has visto la línea amarilla? Te dije que estacionaras donde se pudiera.

Mi cara no era un poema (como se suele decir), era la literatura completa de la generación del 27 en adelante. Vamos, realmente acabé casi llorando en el coche, para que veáis.

¡Coño!¡Mierda! toma estacionamiento mas bonito en un santo vado, entrada y salida de vehículos a un parque. Suspenso. ¿A que suena a coña? Claro, con los nervios, ni me di cuenta.

Y como resumen, a la cuarta irá la vencida, supongo, ya que me estoy desesperando un pelín mucho… ¿quizá tiene razón mi novia en que soy mas torpe que un pato?

Ah, por cierto, un juego, elegir una de las respuestas correctas del 1 x 1 de Fernando:

¿Cómo se dice cuando se inmoviliza un vehículo fuera de la calzada en los espacios habilitados al efecto por un tiempo superior a dos minutos?

a. Aparcar.
b. Estacionar.
c. Dejar el coche sin moverse.

miércoles, febrero 07, 2007

Un catorce de febrero



14 de febrero de 2005

El catorce de febrero,
el cielo estuvo triste,
eso que este no era el día primero,
en el que tú me viste.

Era por la mañana,
hacia un poco de frío,
el sol se quedaba en la cama,
enfermo de tu amor y el mío.

Andábamos por las calles,
andábamos por las aceras,
siempre estando tan feliz,
de que tú me quieras.

Fueron días maravillosos,
fueron días inolvidables,
fueron días tan hermosos,
y recuerdos imborrables.

Oh, estrellita de mi amor,
con lo que yo te quiero,
por una mirada tuya de calor,
yo me muero.

Estos días por Madrid,
han calado muy dentro,
y jamás podré decirte
lo mucho que te siento.

Como te echo de menos,
como te quiero a mi lado,
cuando tú dormías,
te miraba embobado.

Caminemos juntos el resto del camino,
cogidos de la mano,
para perseguir juntos nuestro destino,
como dos enamorados.


Dedicado a una estrellita del cielo, un catorce de febrero cualquiera de un corazón enamorado


sábado, enero 20, 2007

DiscoPeople


¡Basta Ya! ¡Por dios! menuda forma de empezar el día, cabreado con la gente que ni respeta ni se acuerda que puede molestar al resto del mundo.

Siete de la mañana. Entro en el metro como todos los días y ya, sin necesidad de ir mirando, puedo seguir el camino al andén. ¿Por qué? pues gracias a las "discotecas ambulantes".

Esas "discotecas ambulantes" crispan a cualquiera. Es verdad que la gente es libre de hacer lo que quiera pero no estar molestando a los demás, y a mí que no me digan que no molestan porque no es normal que a esa hora la "discoteca" esté en una esquina del vagón y el resto oiga su música.

Música que por cierto es rock del duro, heavy metal, el flamenqueo del niño de Triana o las canciones del verano. ¡Por favor! intentas leer y no hay quien se concentre. Se te pega uno a la izquierda con Metálica a reventar, por la derecha escuchas "en directo" a Bisbal y claro, como uno lo tiene a todo volumen el otro debe subirlo para oir lo suyo y ale, competición hasta que aguantan los oidos. Aquel que quiere estudiar se fastidia y empieza a moverse incómodo, aquel al lado de la "discoteca" se va alejando poco a poco para evitar morirse joven y las "marujas" miran y hablan por lo bajito.

Se oyen carraspeos, la gente los mira pero ellos, con la cabeza bien alta, siguen a lo suyo. Chico, chica, que yo no quiero escuchar tu música, yo quiero escuchar la mía o quiero leer, quiero pensar en mis cosas o relajarme, no empezar el día con la cabeza como un bombo.

He de reconocer que yo he llevado música en el metro, como todo el mundo. Pero me preocupaba que no molestara, a última hora del día no importa tanto como por la mañana y, si bien es verdad que la gente la lleva alta porque el metro hace mucho ruido, tampoco es para exagerar, que se van a quedar sordos de remate.

Señores, señoras, por favor les pido que respeten a los demás, que para competiciones de dj's me voy a un pub y además me tomo una copita gratis aunque... también hay algunos que te la llevan hasta el metro... jajajajaja, hay gente para todo... afortunadamente ya no nos "invitan" a fumar...

martes, enero 09, 2007

Advertencia: El peligro continua.

Paso de peatones
Bueno, pues vuelvo a escribir para ir contándoos mi experiencia. Creo que ya la gente se atreve a salir a la calle cuando me ven pasar e incluso cuando me acerco a un paso de peatones ya saben que me voy a parar y se atreven a cruzar (Recomiendo de todas formas no hacerlo porque los frenos no los controlo del todo bien, doy la sensación de que voy a parar y tan pronto te paro a diez metros del paso como te paro sobre la línea transversal).
Velocidad Mínima Velocidad Máxima
Por ahora, lo que mas me preocupa es la velocidad, tengo respeto por correr e incluso me dice el profesor que le meta algo mas de caña, eso de velocidades máximas y mínimas no me gusta, yo quiero ir a la velocidad que me de confianza aunque sea baja ahora mismo, ya la iré subiendo poquito a poco cuando vaya cogiendo seguridad al volante.
Poste de SOS Hospital
También me fijo mucho en los postes de SOS, ya que es importante sabe donde andan por si alguien se mete bajo "mi" coche, llamar para que lo lleven al hospital y lo atiendan. ¡Es que estos atrevidos, con lo majos que están en casa y tienen que salir a la calle cuando estoy aprendiendo!
Calzada con prioridad Sentido obligatorio
Mmmm, calzadas con prioridad... ceda el paso... señales de Stop... glorietas donde la gente se cruza sin mirar, Dios mío, es una locura para alguien que es novato y que está aprendiendo salir a conducir en este mundo de locos, donde uno está tranquilamente en su carril y le aparecen siete detrás, dos a los lados y un autobús que quiere "comerte" sin haberle hecho nada. ¡Y eso que voy a 70 por autovía! creo que me adelantan hasta la abuelas...

En fín, por ahora creo que estoy en el nivel de "peligro decreciente", ya llevo unas cuantas clases, las suficientes para poder circular sin atropellar a nadie, ya la policía no hace controles para cortar las calles cuando paso (me ha ocurrrido realmente, ya lo contaré en otro post), la gente sale a la calle y los coches circulan a mi lado sin estar aterrorizados.

Recomendaciones de tráfico:
- No salgan de 19,15 h a 20,00 h por las cercanías de Alcorcón.
- No intenten cruzar ni por los pasos de peatones.
- Anden pegados a las paredes de los bloques sin acercarse al bordillo.
- Vigilen sus animales y niños en todo momento.
- No confíen en su precaución, es siempre imprevisible.

Si ve algo extraño, llame urgentemente al teléfono gratuito 112.

miércoles, diciembre 06, 2006

Autoridades advierten: NUEVO PELIGRO AL VOLANTE

Bueno, ¿os dije que aprobé el examen teórico de conducir? en fin, uno que tiene suerte y que se le dió bien, aparte de que era fácil y ale, ya tenemos el aprobado teórico.

Ahora viene el práctico, dios mío, que miedo, solamente de pensar que el coche no tiene vida y que le tengo que guiar yo, me pone los nervios a flor de piel y empiezo a temblar como un cachorrillo en invierno.

¿Qué será de mi? lo que mas me preocupa, ¿qué será de los pobres peatones? esos inocentes que, sin saberlo y sin culpa ninguna, puede que un día se crucen en mi camino y terminen con un susto de muerte o algo peor... buf, que alerten a todas las autoridades locales y provinciales, ¡hay un peligro suelto!

La primera clase del práctico de conducir. Día D, 5 de diciembre de 2006, día para marcar en los calendarios de la historia como un día trágico, así como otros tristemente recordados el mío será como el nacimiento de un nuevo Nessi, Big Foot, un monstruo al volante.

Diluvia, no veo nada a través de los cristales, se ha empañado todo y la luneta no hace nada de nada. El profesor me deja las llaves y tengo que arrancar. Comienza el film de terror. Como pensaba, el coche no va solo, lentamente piso los pedales sin muchos problemas, parece que si muevo el volante el coche gira, jejeje, sí, parece que gira, si piso el acelerador posiblemente suba la velocidad, eso me han dicho, y si piso el freno... aleee, ¡todos para adelante! si es que es sensible de narices, peor que una mujer...

Sigo adelante, casi me como el primer paso de peatones, jejeje, susto para el profesor, sigo mas adelante, casi me salto el ceda el paso, luego otro que sabiendo que soy aprendiz se lo salta y yo piso de golpe el freno... dios, que mal lo estoy pasando...

Poco a poco pasan los minutos, voy cogiendo confianza al volante pero buf, sé que me va a costar bastante pero bueno, ha pasado la primera clase y no he roto nada, suerte que las autoridades estaban avisadas y no había mucha gente intentando cruzar, ¿por qué la gente intentaba cruzar una vez había pasado yo con el coche? supongo que por precaución y por valorar su salud.Bueno, fin de la primera clase, lo he pasado mal pero al menos ya sé parar el coche sin frenar bruscamente, lo siguiente será parar en los pasos de peatones y respetar los stops...

Si me veis al volante... mejor estaros en la acera un ratito... y no muy cerca del bordillo.

jueves, noviembre 16, 2006

4 de octubre. Ya está, lo he hecho, me he vuelto a apuntar a la autoescuela, tengo que sacarme el carné de conducir de una vez.

16 de noviembre. El día ha llegado, el santo día, el fatídico día, el terrorífico día, el día del examen teórico, el paso finísimo entre la victoria y la derrota.

Largas parecen las horas por la noche, dando vueltas en la cama, soñando con señales de STOP que se acercan por todos lados, vehículos de motor y peatones en los pasos, un coche que se salta un semáforo en verde, un peatón en la calle tumbado, sangrando por todos lados, una mujer cambiando un neumático a su coche, con el gato y la de repuesto... y horas y horas que parecen que nunca llegarán a su fin.

Ocho horas treinta minutos, suena el despertador con pocas ganas, mis piernas me levantan sin mucho ánimo, los nervios las hacen tambalearse, el corazón palpita rápido y constantamente, rítmicamente como tambores en la batalla y algo parece que tiene vida en mi estómago revuelto.

Trece horas cuarenta y cinco minutos. Empieza el examen, comienza la batalla. Suenan trompetas en mi interior, el corazón palpita al ritmo del sonido de los cascos de caballos acercándose al lugar de enfrentamiento, oigo cañones lanzando proyectiles sobre mi cabeza... y transcurridos treinta preguntas en treinta minutos, todo sonido acaba.

Oigo silencio, nada, nada de nada. Ni cañones, ni trompetas, ni cascos de caballos. Solamente escucho el sonido del silencio. Ya todo ha pasado. Miro a mi alrededor y suspiro.

¿Victoria?¿Derrota? ambas están separadas por un solo paso, un solo fallo y de salir triunfador regresas con la cabeza baja y destrozado. Mañana sabré si puedo volver con la cabeza alta.

sábado, octubre 07, 2006

Carpe Diem


Muchas veces me he planteado que mi vida es una especie de “show de Truman”, un reflejo en la realidad de lo que un magnifico director se le ocurrió en la ficción. Muchas situaciones, en muchos lugares con mucha gente me ha dado la sensación de vivir en un mundo controlado por alguien superior o por alguien que a su conveniencia dicta las leyes y las normas que rigen mi vida.

Sé que puede sonar extraño, pero si uno se para a pensar en lo que le pasa diariamente o a lo largo de la semana no puede sino estar de acuerdo conmigo. Siempre pasamos por el mismo sitio, siempre nos cruzamos con la misma gente en los mismos lugares y siempre haciendo las mismas cosas. Muchas veces creo estar viviendo algo que ya he vivido anteriormente. Dicen que se denomina deja vú, pero yo creo que ese “director” de la película de mi vida es el culpable de estas repeticiones.... se habrá quedado sin imaginación.

Dándoles vueltas al asunto, he llegado a la conclusión de que vivimos en un mundo que dirige nuestras vidas convirtiéndonos a todos a una especie de robots con vidas monótonas.

Yo he decidido poner fin a esa monotonía de la que siempre me he quejado pero que nunca he combatido. He decidido, a fecha de hoy 07/10/06, empezar a escribir estos pocos capítulos de mis pensamientos, de mi vida, para ver si escribiéndolos puedo dejarlos ahí y a su vez sustituirlos por unos nuevos.

Como dirían los antiguos, “carpe diem”, vive el momento...

jueves, septiembre 07, 2006

Scream!!! Many times I need to scream, with a reason, with no reason, just because I need to throw out of myself everything I have inside, hurting me slowly but constant. Have you ever been in the situation where you feel like being in a tunnel, long tunnel, dark tunnel with no lights and you don’t see the end? Sometimes I feel like that.

Sometimes I feel like being hit by many people, many problems all around me, crashing with me, making me fall and don’t let me get up. In these moments, life looks like that tunnel. I wake up in the morning and I am walking along it. As soon as I have walked a few meters I find a stone in my way. No way to go far away, I have to put it out of the path. Three meters far from it, another stone but bigger than the first one. I can’t move it, I have to climb it no matter how big it is. Ten meters, a wall in my way. Neither can’t I carry it nor climb it, so I have to destroy it kicking with my hands and feet. Thirty meters, a big big hole in the middle of the path. No carry, no climb, no destroy, I have to jump over it, without thinking how big it is.

Sometimes my life is like this. As soon as I have forgotten one problem, another bigger is in my way, and another one just some meters far, and other and other.

Scream!!! Help!!! I need somebody!!! But the tunnel is dark… Although I see people at the entry and the end of the tunnel, nobody is with me inside it. I feel so alone… but with hope, a hand appears in the dark and helps me go throw the tunnel.

Scream!!!

sábado, julio 15, 2006


Es difícil contestar cuando se te pregunta si crees en que todavía existe gente buena en este mundo, pero sé que al menos hay una persona lejos de aquí, alrededor de 2500 kilómetros de Madrid, que está seguro que existen.

Día 11 de julio de 2006. Calle Vysehradska y Na Slupi. El calor cae sobre la acera como cuchillos sobre la espalda, taladrando cada centímetro de mi cuerpo cuando avanzo a lo largo de la empinada cuesta. Un poco mas arriba le veo en su silla de ruedas. Le veo mover sus manos, enguantadas, con sus ligeros brazos haciendo el sobrehumano esfuerzo para avanzar siquiera unos centímetros cuando al soltar las ruedas para recolocar las manos, éstas caen hacia atrás retrocediendo lo poco avanzado. Y repite el gesto, insistente, avanzando esos centimetros que retrocederá de nuevo.

Me acerco y le pregunto si puedo ayudarle. El hombre, amable, me dirige una sonrisa de salvación, él no puede y yo lo sé, él lo sabe tambien y me dice que sí, por favor, que le ayude. Avanzamos hacia arriba de la cuesta. Cinco, diez minutos bajo el sol. Me cuesta empujar la silla, se desvía hacia los lados, la acera, bacheada, impide que suba mas deprisa.

Mientras subimos el señor dirige unas palabras, amablemente, se siente una molestia y quiere ser simpático, sonríe y con sus manos apoyadas en las rodillas se deja llevar como olas por el mar. Pregunta de donde soy, por qué vine, le pregunto donde va, él es de Praga.

Arriba de la cuesta, dice que allí le deje, que cruzará solo el parque. Después de despedirnos, andamos y le vemos subir un poco mas de cuesta, él no puede, sigue sin poder y una chica intenta ayudarle. Sin embargo, nosotros nos volvemos y él nos ve, levanta la mano saludando y le dice a la chica que le deje solo. Ella se va. Nuestra última mirada es hacia ese luchador, cuesta arriba, empujando con sus manos esas ruedas, esforzándose por subir solo sin ayuda.

Y esa sonrisa, ese gesto con la mano de agradecimiento. Y esa mirada que dirigó al despedirse. Gracias a esas tres cosas, me siento muy muy bien por haberle ayudado. Al menos ese día, ese hombre podría pensar que todavía existe gente buena por el mundo.

jueves, junio 15, 2006


Arrancó mi carta una sonrisa,
cuando anoche tarde abriste el sobre,
soltaste una lágrima de risa,
al leer rápido mi rima pobre.

Dictábala sin pausa mi razón,
mi mano esa carta sin pausa escribíala,
y palpitaba mi dulce corazón,
por todo lo que mi amor te decía.

Por favor no me tomes a broma,
reina del cielo, princesa de mi alma,
que el cruel largo tiempo no me coma,
mientras espero contestes con calma .


¿Me amas?

jueves, mayo 25, 2006

Anoche pasó una cosa extraña. Eran las doce de la noche. Silencio total. Ningún ruido. Suena el teléfono y me levanto a cogerlo. Fugazmente veo el número y descuelgo. ¿Dígame? ¿Quién es? Nadie, no contesta nadie y cuelgo sin más. Pienso. ¿Qué número era? De repente me viene a la memoria de donde es ese número, donde lo he visto antes, la casa del pueblo, la casa de mi tía, la pobre mujer que lleva seis meses en el hospital, en estado de coma. Pero una duda me asalta, ¿quién llamaría desde allí? Hace mas de cinco años que esa casa está vacía, habré mirado mal el número, es tarde, tengo sueño y me acuesto sin pensarlo más.

Al día siguiente recibo una mala noticia. Mi pobre tía ha fallecido. Entonces me viene a la cabeza la extraña llamada de anoche. Mi prima me dice que mi tía antes de morir decía mi nombre insistentemente, como si quisiera decirme algo, si necesitara hablarme, pero murió antes de poder hacerlo.

Un escalofrío recorre mi cuerpo y los pelos se me ponen de gallina. Ya sé quien me llamó anoche a las doce.

miércoles, abril 26, 2006

Lucha. Fuerza. Decisión. Superación. Esfuerzo. Cinco palabras. Así se resume una historia. El viejo y el mar. La lucha entre un pobre viejo, acabado, sin suerte pero con fe para continuar. La fuerza del viejo en su lucha con el pez, pez grande, robusto y con energía, luchador que se niega a aceptar su muerte. La decisión de continuar con la lucha, de no parar en su empeño por conseguir su objetivo, de no querer volver con las manos vacías una vez mas. La superación de la adversidad, de la mala suerte que le acompaña al viejo, la superación de la baja moral. El esfuerzo diario de levantarse cada día y salir a la mar en su barca a conseguir algo que traer al puerto, esfuerzo de pelear contra un animal fuerte y enérgico. Todos somos el viejo. Todos debemos luchar cada día con fuerza, levantarnos con decisión para enfrentarnos a la adversidad y superarnos día a día, entregarnos en cuerpo y alma y poner todo nuestro esfuerzo para conseguirlo. Todos debemos ser como el viejo.

lunes, abril 10, 2006

Gracias por tu compañía en este viaje, mi amigo. Por ayudarme en estos momentos de aburrimiento y entretenerme, catapultarme a un mundo de fantasía con tu conversación, tus palabras, tus frases hechas. Por ayudarme a pasar el rato soñando con príncipes y princesas, con hadas y magos, dragones y caballeros negros. A ti te pido que siempre estés ahí, cuando en un momento tenga ganas de olvidarme de todo, ahí estés tú para acompañarme, para hacerme borrar todo lo malo. Gracias por nunca dejarme solo, ni de día ni de noche, sea aquí o a mil kilómetros de distancia.

A tí, amigo, te dedico esta historia, ya que de historias están escritas tus páginas. Gracias, tú, libro amigo, amigo mío.
Miedo. Miedo de perderte, miedo de no tenerte, miedo de que te alejes, miedo de estar solo sin tu compañía. Miedo a la soledad.

Miedo. Miedo de salir a la jungla de asfalto. Miedo de un coche mal conducido. Miedo de una maceta caida de la ventana, miedo de una moto sobre la acera. Miedo a mi muerte.

Miedo. Miedo de una mala noticia, miedo de una llamada a media noche, miedo de una carta desagradable, miedo de un teléfono móvil sonando. Miedo a una muerte cercana.

Miedo. Miedo a una mala acción, miedo a una mala decisión, miedo a una respuesta errónea, miedo a no hacerlo bien. Miedo al fracaso.

Miedo, quien dijo miedo. Pánico.

jueves, marzo 16, 2006

Historias de vagón

Vagón 13, compartimento 18, asiento 88, ventanilla, no fumador, lugar donde me fui chocando con la gente por el pasillo del vagón.

Mis compañeros de vagón son muy diferentes.

Están una madre con su hijo, no llegará a siete años, llorón, chillón, juguetón, mal viaje nos dará, maleta grande, abultada, bolso de piel falsa y la bolsa
de viaje con la merienda del niño.

El empresario con su maletín negro, traje gris con chaqueta azul marino, corbata de barcos navegando a juego con la camisa.

La pareja de enamorados, sentados juntos, con las manos agarradas, besándose sin pudor con mochilas engordadas con la ropa del fin de semana, el termo de café y los bocadillos de la cena.

La monja camino de su convento, con el traje religioso todo negro, oscuro, sobre la cabeza cubierta pese al calor y su Biblia en la mano con un cuadernillo de oraciones para rezar. Bolsita de plástico y pequeña, entre los pies, con cremallera rota hasta la mitad del cierre y una revista sobresaliendo de ella.

La chica joven que se desplaza a la capital a ver a su familia, después de una semana fuera de casa, estudiante de medicina en la universidad Ripoll. Sin maleta, no hace falta, un pequeño bolso con los típicos pañuelos y demás secretos de mujer.

Y yo, asiento 88, con mi maleta grande y ruidosa.


El tren arrancó y se puso camino de nuestro destino lentamente. Miré uno a uno a mis compañeros de viaje, intentando leer en sus caras cada historia, sus vidas, sus presentes y pasados, porqué no sus futuros, mientras el traqueteo del tren me introducía en un sueño profundo.

En un sueño profundo donde veía monjas con maletines, una madre con su hija universitaria, un niño con su padre, dos enamorados camino de la universidad...

miércoles, marzo 15, 2006

¿Qué es la vida?

Andaba un maestro con su discípulo por el bosque cuando el discípulopreguntó, de forma extraña, qué era la vida.

El maestro, sin extrañarse, le miró fijamente y, juntando las manos,sonrió y se sentó sobre una piedra al lado del río.

La vida es como un río, que baja a través de las montañas, libre, en suinicio de una forma violenta, caudalosa, con fuerza y energía, en sumitad ya de forma mas calmada, buscando los recovecos y los valles,buscando los caminos mas fáciles de recorrer, naturalmente, en su partefinal ya cansado, con menos agua, menos caudal, llegando al mar dondemuere, pacíficamente, sosegado.

La vida es como una nube, en su inicio la nube es una acumulación deagua, cuando hace mucho calor y el agua se evapora se forman las nubes,con mucha fuerza, con ganas de descargar con furia sobre la tierra,oscuras, negras, con amenaza de tormenta, en medio de la tormenta son masdébiles, menos oscuras a medida que descargan el agua contenida, pasa eltiempo hasta que, ya sin agua, se vuelven blancas, son empujadas por elviento hasta desaparecer y el arco iris hace su entrada.

La vida es como un camino a recorrer, en su inicio es un camino difícil,con muchos obstáculos, muchas piedras con las que tropezar, muchosárboles caídos, muchos agujeros para bordear, a la mitad ya conocido elcamino es mas fácil de recorrer, mas sencillo, se conocen todos lostrucos y se hace mas ameno el viaje, al final del camino ya está todoconocido, no hay mas allá, se termina en un punto y allí vamos a parar después de haberlo recorrido completo.

La vida es como una ola, que nace del mar en días de tormenta, con todasu furia arranca y se lleva por delante todo a su paso, sin pensárselodos veces, sea hombre o cosa, en la mitad ya sin la fuerza inicial vadisminuyendo y perdiendo fuerza, con menos ganas y con un final que llegaa la orilla de la playa o al rompeolas, donde desaparece violentamente oquietamente, sin decir nada, sin mas murmullo que un suspiro en la arena.La vida es como una vela, es difícil encenderla, con una llama que cuestaque prenda, es posible quemarse, a la mitad la vela ya está quemándose,la llama baja por la cera, consumiéndola, sin pararse bajo ningúnobstáculo, al final la vela es un poco de cera, un líquido derretido sinalma, sin energía, sin esencia.

El discípulo, sin entender nada, le preguntó entonces que si la vida eraun recorrido, un camino, un nacer, vivir y morir, como podía haber genteestancada sin ilusiones, sin esperanza, sin ganas de vivir, únicamentepasando los días.

El maestro, esperando la pregunta, respondió sentado sobre la piedra.La vida es todo lo anterior pero también es como una piedra. Al principio la piedra nace de los volcanes, de la unión de sedimentos, de la roturade una montaña, de un desprendimiento, la piedra a lo largo de los díassigue en su sitio, sin moverse, sin ninguna esperanza, al final lo únicoque queda de ella es polvo, la piedra se deshace por la acción delviento, de las olas, del agua del río. Nace para desaparecer sin pena nigloria, sin recuerdos, sin ánimo ni alma.

Ahora bien, preguntó entonces el maestro: ¿Qué prefieres, discípulo mío,ser río, nube, camino, ola o vela o bien ser piedra?

martes, marzo 14, 2006

Los sueños sueños son

¿Acaso tú crees en las premoniciones? ¿Es posible que uno sueñe con su propio destino, con su propio final? Esa pregunta me la he hecho recientemente unas cuantas veces, pero sigo sin saber exactamente que responderme. Es difícil creer que se sueñe con su muerte, es difícil entender que alguien pueda saber como terminará un día, pero cuando te pasa lo ves tan claro que entonces lo entiendes todo, lo empiezas a creer absolutamente,

Mi historia es una historia real, verídica, podría ser difícil de creer pero éste que las cuenta la ha vivido y ahora lo puede contar. ¿Sería mentira entonces que aquel fuera mi final? No, quizá no era ese el momento, pero quien sabe si es ese el final… O quizá no era el mío sino el de otros y yo debía estar de testigo.

Todo se remonta a hace unos meses cuando, una noche soñando, tuve una pesadilla muy rara. Mi trabajo consiste en dirigir obras en líneas ferroviarias, un trabajo difícil con horarios complicados, muchas veces nocturnos, otros diurnos y, en la mayoría de las ocasiones, diurnos y nocturnos conjuntamente. Tienes que mantenerte siempre despierto y atento ante cualquier posible problema. Una de las tareas consiste en recorrer las líneas del tren comprobando el sistema eléctrico y vigilando que aquello que se ha instalado esté correctamente montado y que funcione, algo que en principio suena fácil si no fuera porque la mayoría de las veces esa parte se comprueba de noche.

Fue un sueño bastante extraño. Yo iba andando por las vías, bajo la luz de la luna, por una vía que yo pensaba que no conocía, nunca creía haberla visto antes pero sin embargo me sonaba vagamente familiar, aunque no podía ubicarla en ningún sitio. Las estrellas alumbraban lo suficiente para poder andar sin tropezar pero íbamos con unas linternas para poder ver el trabajo. Debo aclarar que en mi sueño no iba solo, estaba acompañado de otra persona, al menos, e íbamos los dos juntos, aunque en ese momento ni sabía quien era ni podía verlo.


El trabajo se realiza andando por las vías, hay una de ellas que siempre está sin trenes circulando, la que nos dicen al principio de la noche, y otra de ellas que mantiene su tráfico de trenes, bien son trenes de mercancías o trenes de pasajeros, aquellos que circulan de noche para distancias largas. La única forma que tenemos de saber si viene un tren por la vía es mediante el ruido y por las luces, aunque es mejor guiarse por el ruido porque cuando se ven las luces, estas luces que reflejan en nuestros chalecos reflectantes e indican nuestra posición al maquinista, ya es demasiado tarde para apartarse. Desgraciadamente este ha sido el final de algunos compañeros. Un ligero despiste supone un grave y triste final. Hay muchas historias así, que pasan de boca en boca entre los compañeros, que pondrían la piel de gallina.


Aquel día íbamos andando por la vía, como he dicho, con nuestros chalecos y las luces alumbrando la vía para saber por donde andábamos, no recuerdo mucho más de ello, no recuerdo la vía, ni el paisaje que nos rodeaba, solamente recuerdo del sueño los postes de la línea ferroviaria y las estrellas, muchas estrellas en el cielo. Ese detalle fue muy importante, ese cielo es muy raro de ver, con tantísima claridad, las estrellas tan fácilmente reconocibles expectantes en el firmamento. Lo que recuerdo del sueño es un ruido por detrás, nada más, un salto en la cama, solamente eso. No hubo grito en la noche, no hubo grito ahogado de los que pasan en las pesadillas. Fue un segundo en el que me desperté después de haber oído ese ruido. Al momento, al despertarme, ya supe que había pasado. Me acordaba perfectamente del sueño, algo bastante raro en mí, que casi nunca me acuerdo de ellos, pero entonces no supe que algo importante podía significar. Después de eso, no le di más vueltas y pasó el tiempo.


Pasó el tiempo hasta la semana pasada, concretamente el miércoles, en el que por un instante fugaz se me pasó por la cabeza ese sueño, un deja vù, y me erizó la piel.


La semana pasada me tocó viajar, de visita a una de las obras en el norte de España, concretamente en Guipúzcoa, cuyos trabajos se realizan de noche. Durante esos días el tiempo ha sido bastante bueno, durante el día hacía bastante calor, para ir en mangas de camisa y por las tardes empezaba a refrescar, hasta que por la noche había que ir con un anorak reflectante porque hacía alrededor de nueve o diez grados de temperatura. Aparte de la baja temperatura, al estar tan cerca de la costa, lo más preocupante es la humedad, que hay mucha, lo cual hace que el frío se te meta en los huesos, que se te congelen las manos y los papeles que llevaba en la mano se mojaran increíblemente rápido. La noche del miércoles fue así, con nueve grados de temperatura según el termómetro del Nissan Terrano en el que vamos a la vía, y empezamos nuestro trabajo a las diez y media de la noche, encarando la larga noche que nos esperaba.


Recorremos la vía en dirección abajo del puerto de montaña, hacia el pueblo, donde se dirigen los trenes para aparcarse durante la noche. Es importante decir que hasta las doce de la noche existe circulación de trenes en las dos vías, que es de cuidado, porque los trenes pueden venir tanto por una como por otra vía así como por delante o por detrás, con lo que hay que ir con diez ojos a cada lado. También hay muchas curvas con lo que cuando se ve la luz del tren ya lo tienes encima, así que el oído debe estar preparado para detectar lo más mínimo y echarse a un lado. Es la una de la mañana, llevamos tres horas andando por la vía, bajo la luz de las estrellas, cuando de repente oímos el ruido de un tren a nuestras espaldas. El maquinista nos ha visto, su luz ha reflejado en nuestros chalecos y según la normativa tiene que hacer sonar el silbato para avisarnos de que viene, aunque a las velocidades que viene, cuesta abajo, noventa kilómetros por hora con una carga de cincuenta toneladas o más de carbón, tampoco es que de mucho tiempo a apartarse si es por el aviso del silbato.

En ese momento se me congeló el tiempo. Me quedé petrificado y mientras mis compañeros avanzaban por un segundo reviví un momento que creía haberlo vivido antes. ¿Un deja vú?. Yo había estado ahí antes. Reconocí esas estrellas, reconocí ese bulto que mi compañero hacía en las sombras, reconocí ese silbato y ese tren pasando a toda velocidad. Por un segundo, creí que ese era el final para el que estaba predestinado. Es raro de explicar, quizá estemos predestinados para un final y nunca lo sepamos, pero es posible que otras veces, por lo que sea, la casualidad nos hace ver ese final y nos conduzca a estar en ese momento y a ese instante allí para que el destino se cumpla, para que lo que está escrito se convierta en realidad. Por mucho que queramos evitarlo, muy posiblemente se cumpla, es lo que las estrellas marcan y se debe cumplir, intentar engañar al destino es como intentar volar por el cielo o respirar bajo el mar.

El resto de la noche fue rara. Seguimos andando por la vía, aunque ahora aparte de mis compañeros de viaje me acompañaba un temor, un miedo después de haber vivido esos momentos, que hasta que no llegamos a la estación, sobre las seis de la mañana, y me pude acostar, no pude respirar tranquilo. Al día siguiente, sentí la necesidad de desahogarme, como si al contar lo que se ha vivido ya no pudiera cumplirse, como un deseo que no se hace realidad si lo conoce más gente.

Es extraño pero la historia no termina ahí. Podría parecer irreal, pero a la noche siguiente el destino intentó buscarme otra vez. Es algo que realmente no lo tomé en serio, no en ese momento, pero después de pensarlo ya no lo tomé tan a broma, como si reírse de algo así fuera tentar a la suerte.

Era la noche del jueves al viernes, como las noches anteriores salimos andando de la estación rumbo a las vías, a terminar el trabajo que no habíamos terminado el día anterior, sobre las diez y media de la noche más o menos. En este caso, las luces de la estación se mezclaban con las luces del cielo, estábamos en la parte recta de la vía con lo que no debíamos tener más complicaciones de las habituales. Sin embargo, a las once y media el destino vino otra vez. Distraídos como estábamos mirando la línea, un tren de cercanías apareció de golpe de cara a nosotros, sin avisar, dándonos tiempo a apartarnos corriendo a un lado mientras gritábamos a nuestro compañero, que estaba de espaldas al tren, que se apartara. Aquel tren, como por una “obligación”, no llevaba las luces encendidas, algo obligatorio en ellos al circular de noche, ni nos pitó con el silbato cuando se acercaba, ya que sin luces no se reflejaron éstas en nuestros chalecos. ¿Fue casualidad que ese tren fuera en esas condiciones? ¿O realmente fue que si una vez burlamos el destino que nos aguardaba, éste viniera a buscarnos una segunda vez para cumplir con su trabajo?

Realmente aquellas noches pasé miedo, mucho miedo. Personalmente no sé qué pensar acerca de la predestinación, no sé si es posible que uno sueñe con su futuro, si es posible que alguien en los posos del café o en unas cartas pueda ver lo que pasará cuarenta años más tarde, pero después de haber vivido esta experiencia lo que me ha demostrado es que todo es posible. ¿Acaso es una locura pensar que cuando uno torea a su futuro una vez, éste aparece de nuevo para cumplir su objetivo y, si se le vuelve a burlar, aparecerá una tercera y una cuarta vez hasta que se haga realidad?

Como me gusta decir en ocasiones, “los sueños sueños son, hasta que se hacen realidad, que no son más sueños sino hechos reales.

lunes, marzo 13, 2006

Era una noche lluviosa

Era una noche lluviosa, bastante desagradable para viajar, el tiempo no acompañaba en absoluto y estaba tan anochecido que era difícil distinguir los coches que venían de frente por la autopista. Lentamente y pegados al arcén pudimos llegar a nuestro destino: el aeropuerto de la capital, donde debía coger un avión para llegar al lugar donde tendría que reunirme con unos viejos amigos.


El aeropuerto siempre es un lugar bullicioso, gente saliendo de un lado y andando para otro, carritos que se mueven y chocan con otros, maletas, niños corriendo, gente hablando en voz fuerte, algún que otro despistado perdido entre los monitores buscando un vuelo que no encuentra o los que llegan tarde y van pidiendo paso para llegar a su embarque.


Sin embargo, esta noche era un mar de calma. No había ningún alma por los pasillos cuando llegamos, mostradores cerrados, máquinas apagadas excepto algunos monitores, la cafetería cerrada y poca gente deambulando de un lado para otro, aburrida y cansada por las horas.


En los monitores pude encontrar mi avión sin dificultad. Era el último que salía del aeropuerto esa noche junto a otro, no más hasta la madrugada siguiente, así que encontrarlo al principio de todos los vuelos era lógico. Con retraso, viene con retraso, pude oír detrás de mi espalda, da igual, esperamos, no hay prisa, lo importante es llegar, volví a oír por detrás de mí.


Sí, lo importante es llegar, como siempre decimos pero nunca lo decimos o pensamos realmente, es lo típico que se dice de un viaje pero siempre deseando que se llegue lo antes posible, lo más importante es llegar pronto, aunque el viaje sea más desagradable.


Los dos vuelos venían con retraso. El nuestro con algo menos, estaba el avión en pista pero estaban limpiando y reparando uno de los motores que no funcionaba bien, El otro, recién aterrizado, estaba siendo limpiado y tardaría más de la cuenta en despegar.
La gente cansada en un aeropuerto es de lo peor que hay, sobre todo a altas horas de la noche con ganas de salir de viaje y llegar a casa, no envidio a los auxiliares de tierra que tienen que soportar chillidos y gritos, algún que otro insulto y todo lo aguantable.


Esa noche no era distinta, uno de los vuelos, el que no era el mío, estaba lleno de gente de negocios que iba a una conferencia, iban todos con prisa para no llegar tarde, agobiados por no poder estar a la mañana siguiente en tan importante acontecimiento.
Las compañías aéreas tienen muchos derechos que ni conocemos, no sabemos o sabemos poco y hacen lo que quieren y esa noche podría comprobarlo una vez más. A una hora de retraso una responsable de la compañía se acercó a los pasajeros de ambos vuelos. Decisión de empresa, innegociable, aún con pataletas, lloros y ruegos, gritos y empujones, se ha tomado la decisión de que mi avión se cambie de destino y lleve a los ejecutivos a su destino mientras que nosotros esperamos a que el suyo esté listo


Después de quejas, sin sentido o sin posibilidad de ser escuchadas, más como medida de desahogo que para hacer algo, aquellos pasajeros embarcaron con su sonrisa de oreja a oreja mientras que nosotros veíamos como en las pantallas anunciaban nuestro vuelo para hora y media más tarde. Increíble, decisión de la compañía, innegociable, eso dijo, inamovible y nosotros esperando mientras que los otros pasajeros embarcaban mirando con cara de victoria, nuestras caras de desesperación contrastando con las suyas de felicidad.Su avión no tardó mucho en despegar, las maletas se cambiaron rápido y media hora más tarde los motores arrancaban rumbo a otra ciudad, no su destino original, otro nuevo, otra ciudad diferente.

Se oía el rugir de los motores, el viento y la lluvia contra los cristales, unas ruedas que van a toda velocidad por la pista, un avión como pájaro que quiere emprender su vuelo.Una llamarada, una explosión, una bola de fuego, silencio.


A la mañana siguiente, todos los periódicos daban la noticia. Un motor mal reparado había explotado en el cielo. Había fotografías escalofriantes, restos, maletas, trozos del aparato desperdigados por la pista, coches de bomberos y fúnebres. Ningún superviviente.Me abracé a mis amigos un día más tarde. Lo importante es llegar al destino, con un poco de retraso pero llegar.


Nunca me alegraré más que aquella vez de llegar tarde.

domingo, marzo 12, 2006


A mi princesa amada



Lo más bonito del universo,
Lo más bonito del planeta,
es la chica preciosa y bonita,
a quien va dirigido este verso.

Y de mi amor reza este poema,
cuando tengo lejos a mi chica,
mi corazón se marchita,
y el pobrecillo se quema.


Oh, destino final y cruel,
decide nuestro destino,
que terminemos nuestro camino,
juntos en luna de miel.


Estas líneas te envío,
para que sepas de mi amor,
que recuerdes lo mucho que te quiero,
y te amo con infinito ardor.